Nadie nunca me
enseñó:
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Cuando
una persona ora a Dios, está en el presente.
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La
persona tiene un pasado y tiene un porvenir.
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Pero el
Dios que lo oye a uno, no tiene pasado, ni presente, ni porvenir.
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Para
Dios todos vivimos al tiempo y sucede en un solo instante.
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Para
Dios todas las cosas suceden al mismo tiempo, según Jesús, que es Dios.
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El
decide sobre nuestras peticiones viendo toda nuestra vida en un solo instante.
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El
decide sabiendo todos los momentos de nuestra vida.
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Por
eso su respuesta a nuestras oraciones,
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Con
hechos que nos favorecen o nos perjudican,
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Es
basada en toda nuestra vida desde nacer hasta morir.
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Cómo
no sabemos ese porvenir y como nos sabemos malos,
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creemos
que Él no nos oye, o no nos va a conceder lo que le pedimos.
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Pero
el procede viendo nuestro porvenir, oculto a nuestros ojos.
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Por
eso a veces nadie puede entender sus extrañas decisiones.
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