viernes, 12 de mayo de 2017

NO NACÍ PARA SER LÍDER, NI PARA SER JEFE

No nací para ser líder.

Nací para ser un seguidor.
A nadie admiro como líder.
Por lo que nací para seguir a nadie.

Una que otra vez, en más de 60 años,
Pensé ser líder de algo,
Pero mi mente se inundó de pena humana
Al entender lo poco trascendente de lo que deseaba liderar.
Me da pena por los líderes y guías humanos.
Sus esfuerzos y desvelos siempre se pierden en el tiempo.

¿Ser líder de qué?
¿Convencer humanos que vivan mi pequeña visión?
¿Qué tan duradera será esa visión?
Ahora parece importante pero mañana pasará.
Vanidad de vanidades, casi todo es vanidad,
Casi todo es necedad y aflicción de espíritu.

No deseo ser original.
Ni ser líder, ni ser jefe.
Y mucho menos ser un triunfador en este mundo.
Solo vine a ser seguidor, y vine a servir.

Solo una idea trascendente y eterna,
Valdría la pena liderar, dar la vida para ella.
Y ya tiene un líder por siempre,
Jesús, el altísimo, el inigualable.
A nadie, además de Él, admiro así.
Nadie, además de Él, lleva el pensamiento al infinito.

Lf 120517