GRACIAS A
NADIE POR LOS ATEOS
(y por los rebeldes y por los irreverentes.)
Quisiera poder dar gracias a
Dios
por los ateos de todos los
tiempos.
Pero no puedo, estoy frustrado.
Nadie es dios para los ateos.
Ellos, los ateos, son absolutamente
importantes
y necesarios en la historia
de la humanidad.
El sacrificio de sus almas
eternas,
la ida de sus almas a la eterna
nada.
Ha sido absolutamente
necesaria
para la evolución de nuestra
especie humana.
Sus mentes se fueron en un
fugaz chispazo, en un instante.
Fueron miles de millones de
mini big ban,
que se desaparecieron por un
agujero negro.
Esos preciosos miles de
millones de animales racionales,
Miles de millones perfectos
animales humanos,
que sin saberlo, y sin
entender por qué,
pagaron con sus vidas el
costo del supremo engaño.
No supieron, no entendieron,
por qué razón sus energías
divinas se apagaron.
Imposible negar que algún día
grité
miles de ateas preguntas al
infinito
Sin hallar una respuesta
En medio de un mundo en aparente
caos.
¿Cómo no recodar a Nietzsche,
a Fernando González?
¿Cómo no oír las preguntas en
la hora de las tinieblas?
¿Cómo no oír los millones de
voces
que se opusieron a la
tradición,
porque no hallaron la
justicia clara
En este mundo aparentemente injusto?
Fueron auténticos asteroides
que iluminaron por instantes
el firmamento.
Sin saberlo, y sin proponérselo,
Fueron nuestros entrenadores.
Sus preguntas fueron
importantes
Sus gritos fueron oídos.
La atroz y descomunal razón
de sus argumentos
Abrieron nuestras almas a
respuestas no oficiales
Para entender a ese ser
llamado,
por ateos y creyentes: “Dios”.
Para darle un nombre humano.
De no haber sido por su polvo
de estrellas,
Por su pólvo-ra fugaz
Hubiéramos seguido metidos en
la caverna,
Cautivos en la gran ciudad de
Babilonia.
También por esos miles de
millones de almas perdidas
Es hora de levantar las
espadas.
Su sacrificio fue importante
y valioso.
A nadie le puedo dar gracias
por
Esos miles de millones
fugaces asteroides
Tan inteligentes, tan
queridos, tan borrachos,
Tan bohemios, tan artistas,
tan irreverentes,
Tan groseros, tan obscenos, tan descarados,
personajes de este mundo
maravilloso,
Que renunciaron a ser dioses
Y con ello nos ayudaron a
entender.
Nadie los puso allí para que
nos impresionaran
con su creatividad y con sus
ocurrencias.
Gracias Nadie por ser el dios
de los ateos
Gracias Nadie por ser igual a
Dios.
-Franco-